Sección Sindical de UGT en el Excmo. Ayuntamiento de Cádiz

Sección Sindical de UGT en el Excmo. Ayuntamiento de Cádiz

martes, 31 de julio de 2012

ACUERDO COMISIÓN PERMANENTE DE LA JUNTA DE PERSONAL


En la Comisión Permanente de la Junta de Personal celebrada el día 30 de julio, se acuerdó mantener durante el mes de agosto las concentraciones a las 10:30 horas SÓLO LOS VIERNES, a las puertas de los distintos centros de trabajo (alejados del ayuntamiento) y en la plaza de San Juan de Dios (con corte de tráfico dependiendo del número de asistentes).

Recordaros que la indumentaria para los viernes seguirá siendo de color negro. 

El día 5 de septiembre se volverá a reunir la Comisión Permanente para acordar nuevas acciones.
INCLUSO EN AGOSTO TENEMOS QUE SEGUIR INSISTIENDO EN LA DEFENSA DE LA DIGNIDAD DE L@S EMPLEAD@S PÚBLICOS.

CONCENTRACIÓN PLENO MPAL. 30 DE JULIO





miércoles, 18 de julio de 2012

MANIFESTACIÓN DEL 19 DE JULIO


 El jueves, día 19 de julio, a las 20:30 horas, tendrá lugar una manifestación en Cádiz, que partirá de la Plaza Ingeniero la Cierva y finalizará en la Plaza de la Constitución (Plaza Ingeniero la Cierva, Avenida Cayetando del Toro, Avenida Ana de Viya, Avenida de Andalucía y Plaza de la Constitución).
 
    El Plan de recortes anunciado por Rajoy en el Congreso de los Diputados constituye una agresión sin precedentes a todos los trabajadores, a todas las personas que se encuentran en situación de desempleo, a los empleados públicos,  a la maltrecha economía de nuestro país y a la democracia.
 
LUCHEMOS POR NUESTROS DERECHOS Y SALGAMOS A LA CALLE
 
    Agradeciendo de antemano tu imprescindible presencia y colaboración, quedamos a tu disposición para cualquier aclaración. Sin más, recibe un saludo UGTista.

martes, 10 de julio de 2012

LOS FUNCIONARIOS VAN A HUNDIR LA ECONOMÍA ESPAÑOLA




Rebelión
 Mario del Rosal Crespo

Según afirman los medios, el último gran plan del gobierno para sacarnos de la crisis es eliminar la
paga extra de navidad de los empleados públicos a partir del próximo diciembre. De esta manera,
dicen, el Estado logrará ahorrar algo así como 4.000 millones de euros, que tanta falta hacen para
alcanzar el tan ansiado y beatífico objetivo de déficit público.

No hay alternativa, dicen, porque cumplir con las exigencias del euro es el único camino. Hay que
recortar, dicen, porque, dada la absoluta ineptitud para recaudar más y mejor, la posibilidad de
mejorar las cuentas aumentando los ingresos no es factible, y el endeudamiento público debe ser
evitado a toda costa. Y hay que bajar los salarios de los empleados públicos, dicen finalmente,
porque bastante suerte tienen de no soportar la ominosa amenaza del paro sobre sus cabezas.
Estas tres afirmaciones tienen un pequeño problema: son rotundamente falsas y brutalmente
perjudiciales para la clase trabajadora de nuestro país, es decir, para la inmensa mayoría de los
ciudadanos. Pero no es el objetivo de este breve texto probar las dos primeras, sino comprobar las
consecuencias que tendrá la insistencia del gobierno en la tercera.

Hagamos un esfuerzo y olvidemos la profunda injusticia que supone bajar los ya maltratados
salarios públicos, cuya capacidad adquisitiva ha estado en caída libre desde bastante antes de la
crisis. Olvidemos, también, la ignominia que supone el hecho de que nuestra propia Constitución
contemple en su articulado más reciente la preferencia absoluta que el pago de los intereses que
los prestamistas (todos ellos privados) cobran al Estado español tiene sobre cualquier otro gasto
público, ya sea en sueldos públicos, en servicios como sanidad o educación, o en transferencias
como pensiones o paro. Olvidemos, incluso, el efecto demostración que la bajada de salarios
públicos tiene sobre los sueldos del sector privado. Centrémonos únicamente en las previsibles
consecuencias que esta medida tendrá sobre la economía española en general.

Vamos a hacerlo de manera muy sencilla. Si damos un valor de 100 a los salarios públicos en
2009, vemos cómo esta cifra se redujo en 2010 a 95 gracias al recorte de sueldos del 5% decretado
por el gobierno de Zapatero y se mantuvo en el mismo nivel debido a la congelación salarial de
2011. Si el gobierno de Rajoy elimina, como pretende, la paga extra de navidad de los empleados
públicos, entonces ese índice se vería reducido en 2012 de 95 a 88, grosso modo, puesto que
supondría eliminar una de las catorce pagas anuales que comprenden los emolumentos de estos
trabajadores.

Por otro lado, si damos también un valor de 100 a los precios en 2009 y aplicamos la tasa de
inflación anual del IPC, las cifras redondeadas serian de 103 en 2010, 105,5 en 2011 y, según las
últimas cifras interanuales (mayo), 107,6 en 2012.

Esto significa que, si el gobierno del PP pone en marcha la medida anunciada, la capacidad de
compra de los empleados públicos habrá pasado de 100 a 88, mientras que los precios habrán
subido de 100 a 107,6, con lo que ¡su poder adquisitivo habrá caído casi un 20% en tres años! Esta
cifra, a todas luces espeluznante y que rivaliza con la pérdida sufrida por quienes han quedado en
paro y mantienen el cobro de sus prestaciones, no parece justificar la consideración de los
trabajadores públicos como privilegiados, precisamente.

Pero no pretendemos saber cómo se las van a apañar aquellos que tuvieron la "suerte" de aprobar
una oposición, sino averiguar qué ocurrirá con la economía en su conjunto. Si los trabajadores
estatales, según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Administraciones Públicas, suman
2,7 millones de personas y la cifra de ocupados en España, según los últimos datos de la EPA, roza
los 17,5 millones, entonces los empleados públicos suponen el 15% del total de ocupados. Si estos
trabajadores pierden un 20% de su capacidad de compra y suponemos que esto redunda en una
caída exactamente proporcional de su consumo, entonces la reducción de la demanda del conjunto
total de los consumidores (si consideramos, para simplificar, que son todos aquellos con trabajo)
será del 3%. Sabiendo que el porcentaje que el consumo privado supone sobre el PIB total de
España es bastante estable y se ha venido manteniendo alrededor del 58% del total en los últimos
doce años, esto significa que, por sí sola, la pérdida de poder adquisitivo de los empleados públicos
en 2012 respecto de 2009 será responsable de una pérdida potencial equivalente al 1,75% del PIB,
es decir, de unos ¡17.500 millones de euros anuales!

Y esta cifra sólo indica el efecto directo, sin tener en cuenta las consecuencias que tendrá en años
sucesivos en cuanto a cierres de empresas, aumento de despidos, menores ingresos impositivos,
etc, etc.

¿De verdad es razonable provocar una caída del consumo de este calibre en una crisis tan
destructiva como la que estamos sufriendo sólo para cumplir con los ignominiosos criterios de
convergencia a los que nos obliga la pertenencia al euro? ¿Es así como el gobierno pretende
sacarnos de la histórica depresión en la que estamos? ¿De qué han servido todas las medidas
restrictivas hasta la fecha; acaso para para hacer que la prima de riesgo llegue a máximos
históricos, a la salud de los prestamistas privados del Estado español?

Es triste decirlo, pero si el gobierno persiste cerrilmente en estos bárbaros recortes, la economía
española acabará colapsándose definitivamente más pronto que tarde y las generaciones más
jóvenes de este país se verán aún más penosamente obligadas a huir despavoridas a otras
latitudes donde el sentido común no sea el menos común de los sentidos.

Mario del Rosal Crespo. Profesor de economía de bachillerato y doctorando en economía
internacional por la UCM.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.