En 1888, tuvo lugar el primer Congreso Nacional Obrero celebrado en Barcelona, cuyo objetivo ere constituir la primera organización nacional de sociedades obreras para defender sus intereses de asalariados frente a la patronal. En el mismo, se tomaron diversos acuerdos. Primeramente, y gracias a la iniciativa de Pablo Iglesias Posse, la citada institución acordó denominarse “Unión General de Trabajadores de España”. Asimismo, se aprueban la petición de jornada de ocho horas y la creación de Asociaciones obreras basadas en la solidaridad y estructuradas en agrupaciones de oficios.
Es en la Asociación de Madrid, donde se plantearon por vez primera las tendencias marxistas que hermanaban al PSOE y a UGT y de cuyo seno saldrían en 1910 el primer diputado obrero de España, el citado Pablo Iglesias, que daría carta de origen, años después, a una nueva generación de dirigentes, tales como Saborit, Indalecio Prieto y Anguiano. Durante la segunda década del siglo XX, UGT tuvo un papel muy activo en las numerosas huelgas acaecidas y se revela su capacidad de influencia en las decisiones políticas como quedó expuesto de relieve en la Revolución de Octubre y en la consecución de una de sus grandes reivindicaciones por excelencia: la jornada de ocho horas.
A partir del año 1925, la responsabilidad de UGT recae en manos de Indalecio Prieto, Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero, tres figuras claves del socialismo español en los años venideros tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, por cuya labor, seis años más tarde, UGT contaría en sus filas con cerca de un millón y medio de afiliados, que debían compaginar la doble tarea de combatir en todos los frentes y asegurar la continuidad de la producción industrial y agrícola en la retaguardia.
La llegada de la Guerra Civil supone una etapa regresiva para el movimiento sindical, que culmina en el año 1939 cuando son incautados los bienes acumulados por los Sindicatos obreros y comienza la larga noche de la dictadura franquista. El nuevo régimen reprime a las Organizaciones populares y a sus integrantes, que abogan por conseguir apoyo y solidaridad de los trabajadores de otras tierras para los esfuerzos de los españoles en sus acciones de protesta o conatos de huelga y a dar publicidad a estos hechos. A partir del año 1947 se suceden varias huelgas en España que llevan al secretario general Nicolás Redondo en 1976 a propugnar la ruptura política y sindical con el Gobierno de aquella época, el primera de la monarquía, presidido por Arias Navarro.
Otro año clave en la historia del movimiento obrero fue 1977. A partir de ese momento, comienza la pugna por la hegemonía sindical entre las diversas centrales, que ese mismo año se disponen a convocar elecciones en varias empresas y actúan libremente sin la obstrucción gubernamental. En la referente a la Sección Sindical de UGT en el Ayuntamiento de Cádiz, se constituye en el año 1981 y su labor entre los trabajadores en base a los principios del derecho a la negociación colectiva y la lucha por unos servicios públicos estables, profesionales y de calidad, le ha llevado a una progresión constante en el número de afiliados.
Es en la Asociación de Madrid, donde se plantearon por vez primera las tendencias marxistas que hermanaban al PSOE y a UGT y de cuyo seno saldrían en 1910 el primer diputado obrero de España, el citado Pablo Iglesias, que daría carta de origen, años después, a una nueva generación de dirigentes, tales como Saborit, Indalecio Prieto y Anguiano. Durante la segunda década del siglo XX, UGT tuvo un papel muy activo en las numerosas huelgas acaecidas y se revela su capacidad de influencia en las decisiones políticas como quedó expuesto de relieve en la Revolución de Octubre y en la consecución de una de sus grandes reivindicaciones por excelencia: la jornada de ocho horas.
A partir del año 1925, la responsabilidad de UGT recae en manos de Indalecio Prieto, Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero, tres figuras claves del socialismo español en los años venideros tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, por cuya labor, seis años más tarde, UGT contaría en sus filas con cerca de un millón y medio de afiliados, que debían compaginar la doble tarea de combatir en todos los frentes y asegurar la continuidad de la producción industrial y agrícola en la retaguardia.
La llegada de la Guerra Civil supone una etapa regresiva para el movimiento sindical, que culmina en el año 1939 cuando son incautados los bienes acumulados por los Sindicatos obreros y comienza la larga noche de la dictadura franquista. El nuevo régimen reprime a las Organizaciones populares y a sus integrantes, que abogan por conseguir apoyo y solidaridad de los trabajadores de otras tierras para los esfuerzos de los españoles en sus acciones de protesta o conatos de huelga y a dar publicidad a estos hechos. A partir del año 1947 se suceden varias huelgas en España que llevan al secretario general Nicolás Redondo en 1976 a propugnar la ruptura política y sindical con el Gobierno de aquella época, el primera de la monarquía, presidido por Arias Navarro.
Otro año clave en la historia del movimiento obrero fue 1977. A partir de ese momento, comienza la pugna por la hegemonía sindical entre las diversas centrales, que ese mismo año se disponen a convocar elecciones en varias empresas y actúan libremente sin la obstrucción gubernamental. En la referente a la Sección Sindical de UGT en el Ayuntamiento de Cádiz, se constituye en el año 1981 y su labor entre los trabajadores en base a los principios del derecho a la negociación colectiva y la lucha por unos servicios públicos estables, profesionales y de calidad, le ha llevado a una progresión constante en el número de afiliados.
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